miércoles, 26 de abril de 2017

Domingo 3º de Pascua – Ciclo A

P. Chava, SVD
Domingo 3º de Pascua – Ciclo A
Apóstoles 2,14.22-33; Salmo 15; 1 Pedro 1,17-21; Lucas 24,13-35
Domingo, 30 de abril de 2017

 Lo reconocieron al partir el pan, y como hace casi dos mil años Jesús anuncio el Reino de Dios, con la buena noticia, con milagros y con sus discípulos. Al final de sus días sufrió una muerte dolorosa en la cruz, sin embargo Dios lo resucito, y se apareció a sus discípulos para mostrar dicho milagro. En las misas reconocemos al Jesús real en la eucaristía y hacemos de memoria de Él, en la comunidad. Todos los cristianos somos sus testigos y discípulos para transmitir está su mensaje de salvación.

P. Chava, SVD
En la primera lectura de Hechos de los Apóstoles san Pedro predica a los judíos sobre lo acontecido con Jesús: murió un inocente en la cruz, pero Dios lo resucito. Además Pedro hace una reseña del Rey David, que miro en alguna visión al Mesías que experimento la muerte sin conocer la corrupción del cuerpo, lo mismo aconteció con Jesús, por eso podemos relacionar y asegurar que Jesús es el Mesías que Dios mando al pueblo de Israel. Salmo 15, “Señor, me enseñarás el sendero de la vida”.

P. Chava, SVD
En la segunda lectura Pedro relaciona la imagen de Dios al compararlo con un padre exigente, por lo mismo sus hijos tienen que obedecer y portarse según su voluntad, para poder evitar su ira y su juicio. Es una metáfora, no para tener miedo a Dios, sino para comprender que Dios nos ama tanto que no quiere que suframos por nuestros egoísmos, nuestra determinación de hacer daño al ser humano y al mundo para conseguir bienes materiales. Por eso Dios nos pone límites y nos pone normas que nos ayuden a convivir, respetar y amar al ser humano y su entorno; en definitiva a tratarnos como sus hijos y como hermanos entre nosotros, que comparten un mismo mundo.

En el Evangelio según san Lucas, nos narra la historia de conversión de dos discípulos que caminaban hacia Emús que está a una distancia de más o menos 12 kilómetros de Jerusalén. Cleofás con su compañero sienten con dolor la muerte de Jesús, y se indignan de que un forastero no se haya enterado de tal brutal noticia; de cómo su maestro murió en la cruz de forma injusta por las autoridades civiles y religiosas. El relato nos crea una intriga, pues revela a los lectores que es Jesús quien ha resucitado y Él explica a estos discípulos las escrituras para que comprendan que todo esto tenía que suceder para que se cumpliese las escrituras. Los discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan, y contaron todo lo sucedido a los demás discípulos, añadieron que ardían sus corazones cuando les explicaba las escrituras desde Moisés hasta los profetas. Nuestras misas, hacen visible a Jesús, las comunidades forman su cuerpo místico y todos los bautizados somos su Iglesia y su cuerpo en la tierra: somos sus manos, sus ojos, sus pies, para hacer el bien y para transmitir su amor a la humanidad.
P. Chava, SVD




P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.

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